viernes, 15 de mayo de 2020

Ojos



¿Y si tuviésemos
solo los ojos
para comunicar?
¿Aunque
no viésemos?

Entonces, cada mirada
la perdida,
la distante,
la olvidada,
cobraría
un valor
aún mayor
que las palabras.

Al observar
con amor y ternura,
la mirada volvería:
retornaría de un viaje
con esa respuesta
que sana
ama,
manifiesta,
acompaña.

Serían, entonces,
nuestra miradas
escenarios de paz:
lugares del juego,
rascacielos de luz.

Darían fuerza,
calma...

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