jueves, 1 de marzo de 2018

Al sumergirse


Sumergió con amor sus dedos;
así aprendió a entregar.

Con sus uñas
fue puliendo cada letra.
Les dio brillo
con el murmullo del viento.

Luego,
milímetro a milímetro,
se sumergió, ella misma.
Más, solo una parte:
el extremo más apical,
la conexión de su vórtice.

Entonces,
surgió la comunicación.
Se desencadenó el misterio:
la creación sinfónica
en las mareas de lo cotidiano.

Así, con el tinte de los días,
ingresó a cada rincón de sus celdas.

Saboreó la miel que las abejas
entre sus patas vertían
bajo el sol de la paciencia.

Estiró su lengua
en el mar del aire.
Y se hizo una con la vida.
Probó del maná
de una esencia divina.
Aprendió, en silencio,
a degustar
el sabor de la antimateria […]