Besando un segundo que avanza y adquiere alas.
Uno que me une o me acerca a esos
tus copos de nieve.
A ese segundo que resbala por tu espalda,
a ese que se desliza justo antes del impulso siguiente.
A ese beso que te otorga el viento
cuando elevas los ojos y observas las nubes.
A ese parpadeo previo a tu conexión con el cielo,
con el azul de tu alma proyectado en tu mirada.
Cada momento previo me une al posterior.
Así, uno a uno se enlaza
e inevitablemente me acercan a ti,
Cada vez más a ti:
proyección de mis pasos,
movimiento incierto,
rugido de mi alma
que a cada instante te llama.
A ti mi segundo
anterior al todo
y, a su vez, a ese vacío
del vértigo de tu mirada.