jueves, 29 de septiembre de 2016

Las células del alma



Las células del alma tienen párpados;
estos se abren y se cierran,
pestañean bajo el brillo de la luna;
se abren y revientan cual crisálidas 
bajo el esplendor del sol. 

En su metamorfosis navegan en la canoa de los pensamientos, 
sean de calma o de tormenta.

Son mensajeras: 
traen entre su pico
el vaivén de los recuerdos;
noticias de antiguos viajeros.

En su memoria 
guardan historias transcritas 
en el misterioso brillo de los ojos;
pasos transeúntes presentes en cada uno de nuestros despertares.

Aquellas células tienen vida propia; 
son perfectas criaturas,
moran en cada rincón de nuestros suspiros: 
dialogan con la música de las entrañas.

Ellas nos narran cuentos de otras épocas pasadas
cuando los huesos que transitaban no eran estos, 
ni los tejidos de este cuerpo.

Épocas donde, 
en medio de la oscuridad, 
brillaban en la placidez del ser.

Mis células saludan a tus células.

Algún día todas, 
las tuyas y las mías, 
volverán a esa matriz del universo.

Habitarán libres con cientos de billones de ellas.

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