martes, 31 de enero de 2017

La ruta de la miel


Así surge un camino, 
uno que se deambula con los pies descalzos.


Con los dedos enraizados en un relicto que colinda entre: el fuego interior;
la tierra de nuestros orígenes; 
el agua que fluye dulce, se evapora y vuela 
en un danza en el aire.

En medio de ese fuego del avance, nos inundamos y dejamos traspasar por los momentos.

Así es la ruta de la miel: una ruta sin retorno, 

una que va directa a esas aguas dulces y profundas. 


A la vid abundante que florece en las entrañas.


Este es el chapter trailer del capítulo III del libro: 

“El navegante y la pescadora. Viajes, imágenes y sueños transcritos a través de una pluma.”


“Vino a mí el aroma del agua dulce envuelto en un torrente de hojas.
Las divise jugueteando con las burbujas translucidas a medida que ingresaban al bosque de las corrientes.
Sumergí mi pico sediento en aquella agua endulzada de pecíolos y percibí el cosquilleo de los hilos de plata danzantes a mí alrededor.
Cientos de hojas navegaban plenas, a lo largo de la ruta de la miel…”

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