lunes, 2 de enero de 2017

La entrega



La entrega tiene tantos matices: 
damos todo el tiempo. 
Entregamos, en milésimas de segundos, nuestros tejidos.
Estos caen o se elevan,
nacen o mueren,
se deslizan;
caen aún tibios como hojas 
o son punzantes agujas
que se entierran 
en el entorno que nos rodea.

Damos pensamientos 
sabios o enfermos.
Miradas que aman o matan 
en solo parpadeo:
"Es cuestión de elección".

Entregamos silencios que reverdecen 
o palabras que trascienden, 
en una noche,
antes de salir de nuevo el sol.

Damos guerra o esa armonía que colinda, 
muy de cerca, a ese relicto personal 
o colectivo donde florece la paz.

Damos tiempo perdido o vivido con intensidad.
Damos humedad o damos sequía...

Es delicado el arte de dar:
requiere un tacto en equilibrio
eso de brindar algo de nosotros mismos.

“Sin envolturas, desnudos del alma” .

Dejándonos envolver y, a su vez, 
brotar envueltos en una luz. 

Escogemos iluminar u oscurecer 
el breve rincón de nuestra entrega.

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