Llegaron,
una a una,
eran siete...
La primera
se abrió por entero,
enseñó sus curvas,
la redondez de sus talentos:
el cuerpo de la entrega...
...Era curvilínea,
prodigaba un amor sin aristas,
solo caricias:
era una gota.
Así, maravilladas,
llegaron las otras...
Cubrieron de sentimiento
unos pocos milímetros.
Eran ternura azul,
transparentes y húmedas.
Prodigiosa aglomeración,
punto de atracción,
confluencias,
magia efímera.
Dulce líquido,
alquimia amorosa...
Eran gotas,
esas majestuosas
que dan origen a la vida.
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