viernes, 4 de noviembre de 2016

El reconocimiento: la clorofila de lo esencial




El reconocimiento no mora en los cuatro listones que penden de un clavo:
es un pigmento líquido que fluye del centro de todo lo inerte, de todo lo vivo.
No habita en la corteza tatuada con un nombre o un título:
su nicho se refugia no solo en las palabras.

Su lucidez no se emite en el tono asertivo de una voz.
Se observa en las gargantas claras y transparentes de silencios.

En tus pupilas, que, con solo mirarlas lo dicen todo.

No es un conjunto de “me gustas” punzantes en el alarido de los medios.

Es un solo “te quiero” que nace del corazón en un latido.

Re – conocer –se es un acto valiente, un aullido mudo en solitario.
Ese que se emite tan cerca y tan lejos de ese habitual rincón tranquilo donde moramos.
Brota de esos canales de tu sangre: se evapora de tus venas.


Eres más que tu esencia roja: Eres dulce y eres sal.
Hoy saboreas tu propia clorofila: La clorofila de lo esencial.

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