jueves, 11 de octubre de 2018
Las huellas
Lentamente,
las hormigas de los dedos
van construyendo un escrito.
Agarran el sentir,
lo sujetan con fuerza.
Así, construyen
atan, liberan
una subienda de letras.
Levantan un tronco de ideas.
Ese pulgar prensil,
que acaricia la faena.
Sea escritor, labrador,
constructor o poeta.
Y de pronto nos vemos,
nos tomamos con fuerza.
Vamos alzando la trama,
con amor o con dolor,
según la huella pronunciada
que queramos dejar en ella.
Jamás se olvida
lo que a través de los poros
con profundidad llega.
Así, una a una las letras
llegan, incluso,
ha arrancar lo más sagrado
a través de unas teclas.
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